Cuando se menciona el término "liderazgo" en el ámbito empresarial, lo primero que viene a la mente suele ser la imagen de un directivo que toma decisiones cruciales, establece estrategias y guía a los equipos hacia el cumplimiento de objetivos. Sin embargo, el liderazgo actual, especialmente en el contexto empresarial, requiere un enfoque mucho más amplio y centrado en las relaciones humanas para fortalecer la convivencia dentro de las organizaciones.
La calidad del liderazgo determina cómo se organiza el esfuerzo colectivo dentro de una organización, asegurando que los equipos trabajen hacia metas comunes. Un liderazgo sólido no solo fomenta la productividad, sino que también fortalece la motivación de los empleados, creando un ambiente colaborativo donde cada individuo siente que su contribución importa.
La convivencia empresarial no se logra únicamente a través de reglas y estructuras, sino gracias a líderes que integran en su gestión aspectos emocionales, éticos y sociales. Aquí radica el cambio de perspectiva: ya no se trata únicamente de dirigir, sino de construir relaciones sólidas basadas en confianza, respeto y objetivos compartidos.
A diferencia de enfoques tradicionales que concentran el liderazgo en figuras individuales, el modelo de liderazgo integral propone que este sea un fenómeno colectivo. Este modelo, desarrollado por autores como Hogan y Warrenfeltz (2005) citado en Rodríguez & Peláez (2010) aboga por la construcción de habilidades en cuatro áreas clave:
Habilidades personales: Desarrollar características y actitudes que permitan una gestión emocional equilibrada.
Habilidades sociales: Fomentar relaciones interpersonales positivas y resolver conflictos de manera constructiva.
Habilidades empresariales: Capacitar en aspectos gerenciales que impulsen la efectividad organizativa.
Habilidades de liderazgo: Crear y mantener equipos cohesionados que trabajen hacia objetivos comunes.
La convivencia empresarial mejora significativamente cuando el liderazgo se distribuye entre todos los niveles de la organización. Esto implica que cada miembro, independientemente de su rol, actúe como líder en su área, asumiendo responsabilidad y contribuyendo activamente al bienestar del grupo.
En un entorno empresarial cada vez más diverso, la convivencia se convierte en un factor esencial para la sostenibilidad de las organizaciones. Líderes que promueven la inclusión, la empatía y la comunicación efectiva logran crear un espacio donde las diferencias generacionales, culturales o ideológicas se convierten en fortalezas en lugar de obstáculos.
La gestión intergeneracional, por ejemplo, destaca como un desafío contemporáneo. Las empresas que logran integrar diferentes perspectivas y estilos de trabajo encuentran en el liderazgo un puente para para fomentar un entorno colaborativo.
El liderazgo para la convivencia empresarial también debe considerar aspectos más amplios que trasciendan el ámbito laboral. Friedman (2008) propone un enfoque de "liderazgo total" que tenga en cuenta cuatro dimensiones clave: la vida personal, la familia, la comunidad y el trabajo. Este enfoque integral no solo mejora el bienestar de los empleados, sino que también promueve organizaciones más creativas y resilientes.
Empresas que apoyan a sus empleados en el equilibrio entre vida laboral y personal no solo retienen talento, sino que también fomentan una cultura organizacional más saludable. Esto incluye desde políticas de conciliación familiar hasta programas de desarrollo personal y profesional que fortalezcan las capacidades individuales y colectivas. Estas estrategias son fundamentales para enfrentar desafíos como el síndrome de burnout, o agotamiento emocional, que representa un problema creciente en el ámbito organizacional. Según Consultor Salud, para el año 2022, alrededor del 60% de los trabajadores en Colombia finalizaron el año con burnout, y en 2023, Portafolio reportó que el 68% de los empleados padecieron estrés y ansiedad. Estas cifras alarmantes reflejan un problema estructural, caracterizado por agotamiento físico y mental, despersonalización (distanciamiento emocional en el trabajo) y apatía hacia las actividades laborales.
Frente a este panorama, es crucial que los programas de bienestar organizacional implementen acciones y estrategias que se ajusten a las necesidades y realidades de los empleados. Dichos programas deben priorizar el equilibrio entre la vida personal y laboral para mitigar los factores que contribuyen al burnout, pues una de las principales causas del burnout es la carga laboral excesiva, sin embargo, este problema no se limita solo al volumen de trabajo. La manera en que se asignan las tareas, la claridad de las instrucciones y el momento en el que se comunican también son determinantes. La falta de fronteras claras entre la vida personal y laboral aumenta el estrés de los empleados, generando un impacto negativo en su bienestar emocional y productividad.
Para contrarrestar estos efectos, es fundamental que las organizaciones fomenten una cultura que respete los tiempos de descanso y desconexión. Estos momentos de pausa son esenciales, dado que permiten a los empleados recargar energías, lo que a su vez mejora su creatividad y productividad. Los líderes tienen un papel clave en esta dinámica, garantizando un ambiente laboral en el que se valore el equilibrio entre las diferentes esferas de la vida.
Para ampliar la comprensión de este tema, te sugerimos visitar nuestro blog: https://www.fundacionconvivencia.org/post/qu%C3%A9-diferencia-al-s%C3%ADndrome-de-burnout-de-otras-afecciones-similares
Giovanni Stella, Country Manager de Google Colombia, destaca que el liderazgo no es un concepto que se pueda enseñar únicamente en teoría, sino que se aprende y perfecciona a través de la práctica. Este enfoque práctico implica no solo desarrollar habilidades de gestión, sino también cultivar la confianza en los demás, permitiendo que experimenten, cometan errores y, a partir de ello, aprendan y crezcan, otorgándoles responsabilidad y autonomía.
En este contexto, la innovación en el liderazgo adquiere un significado que va más allá de los productos y servicios tradicionales. No se trata únicamente de avances tecnológicos o nuevos modelos de negocio, sino de transformar las estructuras internas de las organizaciones para fomentar una nueva cultura empresarial
El liderazgo empresarial del futuro no puede limitarse a la toma de decisiones o al control jerárquico. Debe ser un liderazgo transformador, capaz de integrar la diversidad, fomentar el bienestar y promover relaciones humanas sólidas dentro de las organizaciones. Este enfoque, basado en modelos competenciales e integrales, no solo garantiza el éxito económico, sino que también construye comunidades empresariales donde la convivencia, el respeto y la empatía son los pilares del crecimiento colectivo.
Las empresas que invierten en este tipo de liderazgo están mejor preparadas para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio, mientras crean un impacto positivo tanto en sus empleados como en la sociedad en general.
BIBIOGRAFÍA
Grijalva, J. P. (2010). Liderazgo empresarial. Polémika, 1(3).
Innovación Bancolombia. (2024, 30 mayo). Cómo Google redefine el liderazgo y la innovación. [Episodio 121] Spotify.
Innovación Bancolombia. (2020, 30 mayo). Liderazgo en la época del Burnout. [Episodio 120] Spotify.
Pertúz, F. (2018). Liderazgo transformacional en empresas sociales desde la perspectiva ética de la responsabilidad social empresarial. Telos, 20(2), 377-400.
Segura, E. R., & García, M. A. P. (2010, October). La convivencia de diferentes generaciones en la empresa; Compatibilización y liderazgo integral. In 4th International Conference On Industrial Engineering and Industrial Management (pp. 160-170).
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