ENTRE DIETA Y AYUNO DE DOPAMINA
- María Cristina López Díaz
- 20 mar
- 7 Min. de lectura
Me enseñaron que el cerebro humano es la gloria de la evolución hasta
el momento, pero creo que es un sistema muy pobre para la supervivencia.
Tomado de la novela "Galápagos" (1985).
De Kurt Vonnegut. Escritor estadounidense, cuyas obras,
generalmente adscritas al género de la ciencia ficción.

La dopamina es una sustancia química producida por las células nerviosas del cerebro. Es
neurotransmisora y ayuda a realizar y controlar funciones esenciales dentro del cabeza
(como el aprendizaje, la motivación, el estado de ánimo, la memoria y el repetir conductas),
y fuera de ella (como el movimiento, la movilidad gastrointestinal, la liberación de
hormonas, la presión arterial e incluso en la actividad de las células del sistema inmune).
El desequilibrio de esta sustancia por niveles bajos o altos puede causar disfunciones y
enfermedades. Entre los más reconocidos está el Parkinson, temblores, depresión,
dificultades de movimiento, trastornos como la esquizofrenia y la bipolaridad.
Su función depende de dónde, cuándo, cómo y en qué cantidad se promueva. Entre las
funciones principales está favorecer el estado de alerta, garantizar el correcto
funcionamiento de las neuronas motoras y la coordinación de la señal neuromuscular. Por
ello es esencial contar con niveles estables de dopamina para realizar muchas de las
acciones del día a día.
Una parte conocida es su trabajo con las emociones que, aunado a su conexión con el
aprendizaje, permite que lo asimilado dure más tiempo.
Otra parte nos habla los rasgos de personalidad según la cantidad de dopamina alojada en
ciertas regiones del cerebro. Analizarlo podría ayudarnos a saber si una persona es irritable,
tranquila, extrovertida, insegura o si se estresa con facilidad. En ese análisis se relacionan
las fobias sociales con bajos niveles de dopamina.
Como esta sustancia proporciona placer y relajación es relacionada con las adicciones. Las
drogas, el dulce y determinadas comidas aumentan la cantidad de dopamina en el sistema
de recompensa del cerebro, lo que suscita que se quiera consumir más.
Del mismo modo como todos tenemos diferentes gustos, disfrutamos con placeres
diferentes y respondemos de formas distintas a las adiciones. De acuerdo con la cantidad de
receptores que tenga cada cual, va a necesitar comer más o consumir más de lo que le
genere placer, para lograr satisfacción.
El juego es divertido mientras estemos hablando de la función motivacional positiva de la
dopamina, que con niveles adecuados nos aleja de actividades negativas que nos causan
repulsión, nos incita a realizar actividades que nos produzcan placer y agrado, e incentivan
el cumplimiento objetivos más exigentes.
Pero se convierte en algo preocupante cuando ocasiona incapacidad de sentir placer o
interés en actividades que antes se disfrutaban. Cuando la baja obtención de dopamina
causa anhedonia, un síntoma característico de la depresión, que se muestra con pérdida de
interés, falta de sedeo, desconcentración, sentimientos de culpabilidad, de inutilidad y hasta
ideas suicidas.
No es solo cuestión de niveles bajos, hay muchas enfermedades relacionadas con
desproporciones de dopamina por encima y por debajo.
Cuando hay exceso se relaciona con problemas para dormir, agresividad, dificultades para
controlar impulsos. Influye en la manifestación de enfermedades psiquiátricas y
neurológicas, trastornos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
En los caso en que está muy por debajo, se puede relacionar con el desgaste de células
nerviosas en el cerebro. Problemas con funciones cerebrales y musculares como
movimientos descontrolados, desequilibrio, rigidez, dificultades para enfocarse, para
realizar una acción, para caminar, para hablar. También cambios anímicos como
irritabilidad y apatía.
Cabe anotar que no todas las actos producen reacciones químicas. El cuerpo no siempre
libera esta sustancia de forma natural. Algunas personas padecen de trastornos que afectan
su capacidad para producir o metabolizar este tipo de hormona, para ellas la medicación
para controlar y/o nivelar los niveles de dopamina puede ser vital.
Tan vital como los “me gusta” son para miles de usuarios de las redes sociales, en la
Internet.
Diferentes estudios aseguran que las interacciones en redes sociales desencadenan la
liberación de dopamina. Las primeras investigaciones la relacionan directamente con el
sistema de placer y recompensa que manejan.
Más adelante, haciendo pruebas de desconexión del sistema dopaminérgico, descubrirían
que está conectada pero la dopamina no hace que te guste algo, sino que lo desees. “No es
la molécula del placer; es la molécula de la búsqueda del placer” (Camero, K. 2025).
En uno u otro enfoque lo demostrado es que el procesamiento cerebral de las interacciones
que se hacen en las redes sociales y las nuevas tecnologías, provocan liberación de
dopamina, activando los circuitos de recompensas, lo que relaciona la dopamina con la
generación de adicción.
Actualmente se asegura que las redes sociales están diseñadas para activar mecanismos
neuroquímicos que generan dependencia, principalmente mediante la liberación
de dopamina.
Sustentan que este neurotransmisor al que le asocian placer y recompensa, actúa mediante
likes (me gusta), shares (interacciones) y comentarios positivos. Estas acciones activan el
sistema de recompensa cerebral, produciendo una sensación de validación social. Estudios
comparan este efecto con el provocado por actividades básicas como comer algo agradable
o interactuar socialmente en un grupo en el que se es reconocido.
En el diseño de estas plataformas usan las notificaciones y alertas para crear expectativa. Es
decir, hacen una liberación intermitente de dopamina, generando la incertidumbre de recibir
una recompensa. Este artilugio mantiene a los usuarios revisando constantemente sus
dispositivos.
Del otro lado está el manejo que hacen con los memes, los videos cortos y los retos virales,
que activan respuestas emocionales rápidas, estimulando la dopamina mediante novedad y
sorpresa.
También usan la comparación social y el miedo por perderse de algo (de lo que pueden
hablar otros y por ello llegar a sentirse excluidos), lo que genera ansiedad por no estar "al
día" e impulsa la búsqueda constante de actualizaciones para aminorar el malestar.
Las funciones de la mayoría de las plataformas mantienen a los seguidores en un continuo
juego. Acumulando adeptos, publicando y enviando fotos y vídeos a sus contactos,
generando alguna interacción para liberar dopamina con cada logro.
Entre “ires y venires”, las estrategias del sistema de respuesta se ven alteradas. El exceso de
estímulos dopaminérgicos puede generar tolerancia, lo que hace que se requiera de mayor
exposición para obtener la misma satisfacción.
Entre las consecuencias de mantenerse muy conectados, están diversas conductas
compulsivas como: revisar el teléfono cada 5 minuto; vigilar el número de personas que
vieron un mensaje; generar ansiedad ante las respuestas o vistas de una publicación;
disminuir la atención de tareas diarias o de memoria de trabajo por la multitarea digital
constante; percibirse de una manera notablemente distinta a la realidad; buscar validación
y/o aceptación social constante por medio de likes; proyectar una personalidad diferente a
la real; hasta llegar a trastornos alimentarios por exposición a contenido "fitness"
Investigaciones apuntan a examinar estos efectos críticos especialmente en la adolescencia,
por ser una etapa de plasticidad cerebral, un periodo de transición que se caracteriza por
cambios físicos, psicológicos, sociales y emocionales.
Aseguran que las intervenciones tempranas y el uso regulado, podrían reducir en los
jóvenes, los riesgos a largo plazo.
En confrontación con la dinámica en la que estamos envueltos y sus consecuencias, algunas
personas preocupadas, han propuesto el ayuno de dopamina. Esta tendencia consiste en
privarse de actividades que estimulen la producción de dopamina en el cerebro, esperando
que con ello se haga un descanso y bajen los niveles. Hablan de "reiniciar" la sensibilidad cerebral para conectarla con los estímulos cotidianos. El objetivo es aumentar la
productividad y la claridad mental.
El ejercicio consiste en evitar el uso de pantallas y redes sociales virtuales. En la
depuración, algunos también anulan el consumo comida chatarra, videojuegos, alcohol y
hasta los encuentros sexuales.
Aunque dicha abstinencia temporal de redes y otros generadores de dopamina se ha
popularizado y muchos usuarios reportan que con ello han logrado mayor autocontrol,
productividad, concentración y bienestar, esta dinámica carece de respaldo científico sólido.
Los profesionales ven el ayuno de dopamina como un intento por regular deliberadamente
los niveles de la sustancia en el cerebro, y aseguran que esto podría perjudicar la salud. En
su lugar recomiendan mantener niveles regulados y hábitos de vida saludables.
Entre las estrategias recomendadas para reducir la dependencia y bajar los niveles de
dopamina se encuentran:
Tácticas digitales como desactiva notificaciones, para reducir los estímulos y controlar
razonablemente el tiempo que se pasa frente a las pantallas. Elegir más encuentros
presenciales, más llamadas e interacciones reales para reemplazar los "likes". Seguir
cuentas de aprendizaje.
Iniciativas saludables como posponer la revisión de mensajes o redes entre 20 a 25 minutos
para manejar los impulsos. Practicar algún ejercicio o buscar algún hobby en el que se
ocupe más de 30 minutos diarios para equilibrar la dopamina, reorganizar y adaptar el
cerebro a nuevas experiencias y estímulos.
Terapias mentales, para manejar una forma saludable de pensar. Enfocarse en aprender en
lugar de competir. Ser amable y comprensivo consigo mismo, al igual que con los
demás. Reconocerse como ser imperfecto. Permitirte sentir y tratar de encausar de la mejor
forma esos sentimientos. Celebrar los logros. Evitar juicios y suposiciones. Sobre todo,
cuidar de la alimentación, el sueño y hacer ejercicio.
Y si aun se sigue con la idea del ayuno, los profesionales recomiendan efectuar la
abstinencia temporal de forma escalonada, “dejando de utilizar el móvil durante los últimos
15 minutos del día, después pasar a media hora, una hora y, finalmente, adecuarlo al
objetivo que tengamos. Por ello, también aconseja aprovechar los días en los que se hayan
planificado otras actividades placenteras, como un fin de semana de escapada, o unas
vacaciones” (Pellicer, D. 2025)
La efectividad depende de la aplicación constante y la adaptación a necesidades
individuales.
Bibliografía
Camero, K (05 de febrero de 2025). "La hormona del placer" y otros mitos de la dopamina, una molécula mal entendida. National Geographic España. https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2025/02/dopamina-molecula-mitos-verdades-ciencia
Morales, J. (11 abril 2022). Dopamina, el neurotransmisor que nos da la felicidad, pero
también nos la quita. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-61067620.
El impacto de las redes sociales en nuestro cerebro. (07 de diciembre de 2023). Instituto
Neurociencias Aplicadas. https://www.neurocienciasaplicadas.org/post/el-impacto-de-las-redes-sociales-en-nuestro-cerebro
Pellicer, D. (12 de febrero de 2025). El creador del ‘ayuno de dopamina’ afirma que tal y
como se plantea actualmente no tiene sentido. National Geographic España.
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